«El poder de la perseverancia: Cómo un blog de coleccionismo de sellos cambió la vida de un coleccionista solitario»
El Poder De La Perseverancia
Es cierto que todos somos seres diferentes y tenemos diferentes intereses y prioridades. A veces puede ser difícil conseguir que otras personas presten atención a lo que hacemos o compartimos, especialmente si no tienen la misma pasión o interés que nosotros. Sin embargo, esto no significa que debas darte por vencido.
Un día, decidiste crear un blog sobre tu hobby favorito: el coleccionismo de sellos. Te parecía una actividad fascinante y querías compartir tu conocimiento y tus experiencias con el mundo. Pensabas que así podrías encontrar a otras personas con las que intercambiar opiniones y consejos sobre esta afición tan especial. Sin embargo, pronto te diste cuenta de que tu blog no tenía muchas visitas ni comentarios. Parecía que nadie se interesaba por lo que escribías ni por lo que mostrabas. Te sentiste frustrado y desanimado.
Pero no te rendiste. Seguiste escribiendo y publicando entradas sobre los sellos más raros y curiosos que habías encontrado, las historias que escondían detrás, las técnicas para conservarlos y clasificarlos, las anécdotas que habías vivido en tus viajes y ferias de coleccionismo… Incluso hiciste algunos vídeos y los subiste a YouTube, esperando que así tu blog tuviera más visibilidad y alcance.
Y entonces ocurrió algo increíble. Un día, recibiste un correo electrónico de alguien que decía ser un famoso coleccionista de sellos. Te felicitaba por tu blog y te decía que le había encantado tu último vídeo, en el que mostrabas un sello muy raro y valioso que habías conseguido en una subasta. Te preguntaba si estarías dispuesto a venderlo o a cambiarlo por otro sello de su colección. Te adjuntaba una foto de su sello, que era aún más raro y valioso que el tuyo. Te quedaste boquiabierto al verlo. Era el sello de tu sueño, el que siempre habías deseado tener pero que nunca habías podido encontrar ni comprar.
No podías creerlo. ¿Sería una broma? ¿O una estafa? ¿O quizás era verdad? Decidiste responder al correo con cautela, pero sin perder la ilusión. Le dijiste que te alegraba mucho que le gustara tu blog y tu vídeo, y que estabas dispuesto a negociar el intercambio del sello, siempre y cuando fuera en persona y en un lugar seguro. Le propusiste quedar en una cafetería cerca de tu casa, donde podríais ver los sellos y comprobar su autenticidad.
El coleccionista aceptó tu propuesta y te dio su número de teléfono para concretar el día y la hora del encuentro. Te dijo que se llamaba Luis y que vivía en la misma ciudad que tú. Te pareció muy extraño que nunca lo hubieras visto ni oído hablar de él en los círculos de coleccionismo. Pero pensaste que quizás era muy discreto o reservado.
Al día siguiente, quedaste con Luis en la cafetería. Llegaste unos minutos antes y te sentaste en una mesa junto a la ventana. Estabas nervioso y emocionado a la vez. Mirabas el reloj cada poco tiempo, esperando ver aparecer a Luis con su sello. Finalmente, lo viste entrar por la puerta. Era un hombre de mediana edad, con gafas y barba canosa. Llevaba una mochila al hombro y una sonrisa en la cara.
Se acercó a ti y te saludó con un apretón de manos.
– Hola, soy Luis -dijo-. ¿Tú eres el dueño del blog de los sellos?
– Sí, soy yo -respondiste-. Encantado de conocerte.
– Igualmente -dijo él-. He venido a hacer
– ¿Qué? -exclamaste-. Pero eso es una locura. No puedo aceptar su colección de sellos. Es demasiado valiosa y yo no soy nadie.
– No digas eso -dijo Luis-. Eres alguien muy especial para mí. Desde que te conocí en el club de filatelia, me caíste bien. Eres el único que comparte mi pasión por los sellos y que sabe apreciar su belleza y su historia.
– Pero Luis -insististe-. Usted tiene familia, amigos, otras personas que lo quieren y que podrían beneficiarse de su colección.
– No tengo a nadie -dijo Luis-. Mi familia me abandonó hace años por mi obsesión con los sellos. Mis amigos se fueron alejando poco a poco. Y las otras personas solo quieren aprovecharse de mí y de mi colección. Tú eres el único que me ha demostrado lealtad y cariño.
– Luis -dijiste conmovido-. Yo lo aprecio mucho, pero no puedo aceptar su oferta. Sería injusto para usted y para mí. Usted ha dedicado toda su vida a coleccionar sellos. Es su obra maestra, su legado. No puede regalármela así como así.
– No es un regalo -dijo Luis-. Es una herencia. Y yo puedo hacer con ella lo que quiera. Y quiero que sea tuya. Por favor, acepta. Es lo único que te pido.
– Luis -dijiste con lágrimas en los ojos-. No sé qué decir.
– Dime que sí -dijo Luis-. Dime que aceptas ser mi heredero.
– Está bien -dijiste al fin-. Acepto ser su heredero.
– Gracias -dijo Luis-. Gracias por hacerme feliz.
Y así fue como te convertiste en el heredero de la colección de sellos más grande y valiosa del mundo. Y también en el amigo más fiel y agradecido de Luis.
Derechos reservados Natuka Navarro© 2023
Music by Monument_Music from Pixabay