Entre Versos y Silencios
El recital de poesía se convirtió en el escenario de nuestro encuentro, donde nuestras almas danzaron al compás de versos compartidos. Su presencia en el escenario era como un hechizo, su voz, música que resonaba en cada rincón de la sala. En ese instante, quedé atrapado en la red de sus palabras, y su arte se convirtió en mi musa.
La conexión fue inmediata, como si nuestras almas ya hubieran compartido historias en vidas anteriores. Tras el escenario, nuestras impresiones sobre la poesía se entrelazaron, y esa chispa inicial se transformó en una llama creativa que nos unía. Los días se volvieron un lienzo en blanco que pintábamos con versos, desnudando el alma con cada palabra.
Los poemas se convirtieron en cartas de amor líricas, y la complicidad creció como una enredadera que trepa por los muros del tiempo. Juntos, exploramos paisajes, ascendimos a las alturas de los Andes, buscando inspiración entre las cumbres nevadas. Pero el tiempo, implacable, trajo consigo cambios.
La distancia se instaló como un silencio incómodo. Sus respuestas perdieron la prisa de antes, y un día dejaron de llegar. Sin embargo, su eco persiste en la brisa nocturna, sus versos susurrándome secretos que aún residen en mi corazón. En cada recital, busco su rostro entre el público, esperando ese reencuentro que mi alma ansía.
Sé que nuestra historia no ha llegado a su fin, que las líneas de nuestros destinos están destinadas a cruzarse nuevamente. En el telar del tiempo, nuestras almas están entrelazadas, y aunque el silencio pueda separarnos físicamente, nuestras palabras seguirán resonando en la eternidad, como un poema inacabado que aguarda su última estrofa.
©️Natuka Navarro 4 DE NOVIEMBRE 2023