Libre en mi centro
Me metí en tu jaula, muchachita,
prisionera de tus miedos e inseguridades.
Me pusiste un bozal invisible
para silenciar mi esencia indómita.
Recortaste mis alas multicolores
para que no pudiera seguir el vuelo del arcoíris,
aprisionaste mis sueños en una caja de metal
guiarme más allá de tu corto horizonte.
Pero algo olvidaste, muchachita,
mi espíritu de fuego, mi voz de trueno,
esa parte de mí que no puede ser domada
ni por el más férreo látigo o artimaña.
Así que un día convoqué a la llamarada
que habitaba dormida en mi interior
y le pedí que fundiera los barrotes
para abrirme paso entre los escombros.
Salí de tu jaula sin mirar atrás,
expandí mis alas chamuscadas por el fuego
y antes de que te dieras cuenta
ya surcaba los cielos, al fin libre en mi centro.
No más jaulas ni dueños,
mi único amo es el viento.
Y si vuelves a verme,
lo harás como un punto ardiente
en la inmensidad del firmamento.
Natuka Navarro©