Querido Diario 9 de Mayo de 2022
Solo Ante El Peligro
La amistad de la soledad,
eso es lo que tengo ahora
en la soledad de mi habitación,
ni hijos ni marido, ni pensamiento
me comprenden, desean que este callada
en los silencios de los atardeceres
pienso en ti poesía linda,
de salir más a la calle y pasear…
Compartiendo mis letras, contigo
letras bonitas saldrán a mi encuentro
por el parque sin nadie, un gozo de escribir
la soledad me viene a mi …
Por eso sin darme cuenta te acojo a ti
preciosas letras, que me bienes a compartir
en mis días tan cercanos, ese hambre de una amistad
que hace que comparta mis sentimientos
En esta red de palabras verdaderas o no…
El estar sola, con mis propios pensamientos
a veces es una tortura, y cuando tenia a mi padre
le acompañaba a él, pero no sé.
¿sí el me acompañaba a mi?
Cuando estaba activa en la vida o en el mundo
podría trabajar a todas horas
y cuidar de mi casa y comprar, mi ropa,
e ir a la peluquería, sin que nadie me dijera nada
ahora sin darme cuenta, visto como mis hijos…
Ropa que me está muy grande o muy pequeña…
Así que me digo, si no vas a salir a ningún sitio
para que quieres ir a la tienda a comprar tu ropa
mi conciencia se atrapa en lo inevitable
y comienzo a decir, ¡Este pensamiento es una tontería…!
Este pensamiento es una tontería
Hoy sin más me iré al futbol con mis hijos
y los veré entrenar y así sin querer
pasamos la tarde y cuando salgamos…
Nos iremos a casa, para estar todos juntos
uno en cada habitación, eso es lo que me parece a mi
esos recuerdos de estar todos juntos, – es una tontería
lo mismo cuando yo no este aquí, – me querrán ver.
Se lo digo, sin querer a mis hijos
que tengo una enfermedad malvada
cuando quiero estar con ellos
me comentan que les estoy chantajeando
Que les estoy atribuyendo mis malvados deseos
para estar conmigo y es cierto que ya sensatez
de lo inadecuado y lo sencillo que es decir
estoy mas sola como en la película
Solo ante el peligro y por eso me acuerdo
de tantas amigas que conocí, no se acuerdan de mi
Amigas de carne y hueso el poder abrazarte.
©Natuka Navarro