
ANANSI Y MABRI
Anansi alardeaba
jactándose de su destreza,
por tejer sus engaños con primor
y burlar a los dioses por simple travesura.
¡Oh Anansi! Tan arrogante y juerguista,
no olvides que tus ardides pueden volverse
en tu contra.
Mabri el justo, en cambio,
se regocija y fortalece
al traer la lluvia para los cultivos,
complaciendo así al gran dios Nyame.
No me interesa la astucia de Anansi
ni sus constantes fanfarronerías.
Lo que realmente admiraré
es la bondad de Mabri, générosa y serena.
Su devoción es ejemplo para nosotros.
Que jamás emulemos al tramposo Anansi
sino al noble Mabri, de corazón sincero
Digno de cantos y loas, merecedor
del favor del altísimo Nyame.
©Natuka Navarro
«Inspirado en la mitología yoruba africana, este poema contrasta a dos personajes arquetípicos: por un lado Anansi el embustero, famoso por sus constantes artimañas, y por otro el generoso Mabri, dedicado a llevar la lluvia para las cosechas. Se contraponen la arrogancia frente a la bondad, y el eventual castigo o recompensa divinos según las acciones.»