
El Crepúsculo
En la penumbra del crepúsculo sutil,
donde el sol susurra su adiós final,
se oculta el día en su lecho febril,
entre sombras que pintan un sueño nupcial.
Crepúsculo
El cielo, un lienzo de estrellas doradas,
testigo mudo del tiempo que huye,
guarda secretos en noches veladas,
mientras el universo susurra y suspira.
En el ocaso, danza la luz moribunda,
un ballet de colores que desvanecen,
pintando un cuadro que el alma inunda,
en la paleta del cielo, los tonos parecen.
Se apaga el clamor de la jornada,
se desvanecen los ecos del bullicio,
la noche despierta, la Luna aclamada,
canta su lamento en silencio conciso.
Y en el final, donde todo se desvanece,
reside la esencia de lo efímero y eterno,
un poema que el tiempo a su paso enriquece,
un ciclo de instantes, un destino sempiterno.
En mi andar de tiempo, marchar feliz dejé,
todo lo que encontré, como linda estrella,
ser la hacedora oculta de mil poemas,
la que armó con arte la arcilla buena.
La música del teclado, la sacó con encanto,
poemas tan inspirados, ella entonó con calma,
hizo tiempo y camino en silencio,
escuchó los aplausos, tiempos idos en su palma.
Siempre soñaba con ver al mundo,
desde sus adentros, brindar lo más profundo.
La huella que dejó, por siempre libre,
miro emocionante, en mi camino, se descubre.
©Natuka Navarro