«El Torbellino Incansable»

Los días se funden en una bruma constante,
Mientras mi mente bulle, un río desbordante.
Palabras por venir, frases para ensayar,
Preparándome siempre para el siguiente actuar.

Anhelo responder con mente despierta,
Mas mi lengua se mueve antes que la puerta
De la calma prudencia pueda ser abierta.
Arrepentida al instante, ¿por qué fui tan ciega?

Quisiera ser el foco de todas las miradas,
Brillar con luz propia, tener voz escuchada.
Pero el miedo al rechazo me frena también,
¿Valgo si soy un rostro que nadie puede ver?

Es mi ego que tortura con su afilada voz:
“Más, siempre más allá, aún no eres veloz”.
Ese tirano incansable que el descanso no da,
Condenada a correr sin fin esta jornada.

Mas por un leve instante, respiro hondo y ceso,
Buscando la serenidad que añoro con exceso.
“Hasta aquí he llegado”, me digo con razón,
Aceptando mis límites, dándome perdón.

Y aunque el torbellino no cesa su rugir,
Por hoy elijo calma para poder seguir,
Paso a paso avanzando en esta danza sin fin,
De pensamientos y paz, en un mismo jardín.