«La Abogada de la Esperanza»

«La Abogada de la Esperanza»

Era una mañana gris y lluviosa en la ciudad. Los habitantes caminaban apresurados por las calles, sumergiéndose en sus propios pensamientos y preocupaciones. Entre ellos, una mujer de mediana edad, Sofía, se abría paso con pasos decididos. Su mirada reflejaba una determinación inquebrantable.

Sofía era abogada, y ese día se dirigía a los tribunales para defender a una joven madre acusada injustamente de un crimen que no había cometido. Sabía que el camino sería arduo, que tendría que enfrentarse a poderosos intereses y prejuicios arraigados. Pero su convicción en la justicia era más fuerte que cualquier obstáculo.

Al llegar a la sala del juzgado, Sofía tomó su lugar con firmeza. Presentó las pruebas contundentes que demostraban la inocencia de su cliente, refutando uno por uno los argumentos de la fiscalía. Su voz resonaba con la pasión de quien lucha por restablecer el equilibrio y la equidad.

Finalmente, después de horas de intenso debate, el juez pronunció su veredicto: la joven madre era absuelta de todos los cargos. Sofía abrazó a su cliente, compartiendo la alegría de haber logrado una victoria para la justicia. Ese día, la luz había vencido a la oscuridad, y la esperanza se había abierto paso a través de la tormenta.

Mientras Sofía salía del tribunal, sintió que su propia alma se había fortalecido. Sabía que esta no sería la última batalla, pero estaba decidida a continuar luchando, para que la justicia prevaleciera y la humanidad encontrara su camino hacia la paz y la armonía.

Aquí les presento una historia que nadie más ha leído antes:

«El Viaje Eterno»

Era una noche serena, las estrellas brillaban con una intensidad cautivadora en el cielo despejado. Un hombre solitario caminaba por una senda sinuosa, sus pasos lentos y meditabundos. Se llamaba Esteban, y su mirada reflejaba una profunda introspección.

Esteban había pasado la mayor parte de su vida buscando respuestas a las grandes preguntas de la existencia. Había recorrido lejanos rincones del mundo, explorado antiguas filosofías y tradiciones espirituales, en un incesante viaje de autodescubrimiento.

Esa noche, mientras caminaba por aquel sendero tranquilo, tuvo la sensación de que algo lo llamaba, una fuerza invisible que lo invitaba a continuar su búsqueda. Sin dudarlo, Esteban se adentró en el bosque, guiado por una intuición que parecía brotar desde lo más profundo de su ser.

Conforme avanzaba, el entorno se transformaba, volviéndose cada vez más denso y misterioso. Esteban sentía como si el tiempo se hubiese detenido, envuelto en un velo de quietud y silencio. De pronto, divisó a lo lejos una luz tenue, que parecía palpitar al compás de su corazón.

Fascinado, Esteban se acercó con cautela, hasta que se encontró frente a una imponente puerta de piedra, cubierta de enredaderas y musgo. Sin saber por qué, empujó suavemente la pesada hoja, que se abrió con un crujido ancestral. Al traspasar el umbral, se encontró en un mundo completamente diferente.

El lugar parecía suspendido fuera del tiempo, bañado en una luz dorada que lo envolvía todo. Esteban caminó con reverencia, contemplando las maravillas que lo rodeaban: senderos de piedra pulida, fuentes de aguas cristalinas, palacios de una arquitectura etérea. Y en medio de aquel oasis de serenidad, una figura imponente lo aguardaba.

Era un anciano de barba larga y mirada penetrante, que lo recibió con una sonrisa serena. «Te estaba esperando, Esteban», dijo con voz grave y melodiosa. «Tu viaje ha culminado, pero ahora comienza uno aún más trascendental. Ven, te mostraré el camino».

Esteban, conmovido y expectante, siguió al sabio, sabiendo que a partir de ese momento, su existencia tomaría un giro inesperado, adentrándose en un misterio más allá de lo que su mente pudiera concebir.

Natuka Navarro
©Luna Poetiza

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