«La Poesía Baila»

La poesía danza como aquella bailarina,
ligera en sus puntas, como pluma en el viento,
trazando en el aire figuras divinas,
susurros de un verso, al compás de su aliento.

Con cada giro, una estrofa florece,
sus movimientos son rimas que vuelan,
la gracia infinita de un alma que crece,
en el vasto escenario donde sueños revelan.

Sus brazos describen los arcos del cielo,
sus pies dibujan el latido del mar,
la poesía se viste con tules de anhelo,
en un baile eterno, sin nunca parar.

Los ojos del mundo siguen su figura,
en cada salto, en cada pirueta,
la poesía baila, en su propia aventura,
tejiendo palabras con cada pirueta.

En la penumbra, bajo luces doradas,
la poesía y la bailarina se encuentran,
una danza de letras y notas cifradas,
donde el alma del arte se muestra y se centra.

Así la poesía, en su baile profundo,
encanta al oído y al corazón llama,
una melodía que envuelve al mundo,
una danza de amor, que nunca se acaba.