«Mi primer encuentro con la computadora»
Si hubiera sabido el poder que un ordenador encerraba para mi vida, probablemente me habría tachado de excéntrica o de estar un poco chiflada. La verdad es que me adentré en el mundo de la informática sin darme cuenta. Ofrecían cursos gratuitos sobre este aparato extraño que se infiltró rápidamente en mi día a día, como una estrella fugaz que aparece para recordarte que no estás sola. En ese universo, miles de personas compartían lo que hoy siento.
Iba a esas clases día tras día. Aprendí a encender la computadora y algunos trucos más, como buscar palabras en el navegador, pero eso solo fue el inicio.
Me otorgaron un título en informática. ¿Qué hacer si no tenía un ordenador propio? Comprarme uno, claro. Vinieron a instalarlo en mi casa y a conectarlo a internet. Tuve que crear una cuenta de correo electrónico ese día, una cuenta que todavía conservo para rememorar los años vividos.
Pasaba horas y horas frente a la pantalla, porque no había nadie más en el mundo al que extrañar. La vida había sido tan dura que descubrí un mundo entero compartiendo con esa máquina aparentemente insensible.
En soledad, comprendí que necesitaba interactuar. Busqué a alguien que compartiera mis preferencias:
- Que no fumara.
- Que no bebiera.
- tenia 35 años
Encontré personas en la iglesia que me ofrecieron mucho más. Me ayudaron a explorar mi amor por los libros y la verdad. Escuchar sus voces cuando decían lo que necesitaba oír me permitió escapar de este mundo tan cruel y finalmente encontrar mi camino…
Si quieres descubrir cómo continúa esta historia, te invito al próximo capítulo
©Natuka Navarro
