«De la roca que me inspira»
Tu voz, cual cincel de palabras,
esculpe versos en mi ser inerte,
despertando en mí un alma que se aferra
a la belleza que tu canto vierte.
Mis formas pétreas, antes tan esquivas,
se visten de vida con tu melodía,
y el tiempo, que todo lo devasta y priva,
se rinde ante tu dulce poesía.
Eres musa de granito que me inspira,
reflejo de la fuerza que todo crea,
que con su aliento lento el mundo mira
y en cada forma su impronta deja.
Tu canto es fervor que me da voz,
elocuencia que en silencio reside,
y en este poema mi alma se desborda,
por la roca que en su esencia confía.
«Descanso merecido»
Ha llegado el momento de sosiego,
de dejar que el tiempo entre nosotros fluya,
oh roca fiel, testigo de lo que es ciego,
del paso inexorable que todo esfuma.
Has visto nacer y morir culturas,
proezas y sueños, grandezas y penas,
y ahora es tiempo de buscar la dulzura
del descanso que tu ser anhela.
Duerme en paz, gigante de piedra serena,
que tu canto en mi alma siempre resuene,
y este poema sea la ofrenda serena
que te rindo con profunda reverencia.
«Un nuevo comienzo»
Pero no es un adiós, sino un hasta pronto,
una pausa en el camino que nos une,
pues tu esencia vive en cada verso que compongo,
y en el corazón que tu belleza consume.
Un día volveré a cantarte, oh roca inmortal,
para celebrar la vida que nos envuelve,
y en tu presencia encontraré el portal
que me lleve a nuevos sueños que se resuelven.
Descansa ahora, y que la paz te abrigue,
mientras yo espero el momento del reencuentro,
para que juntos, en este universo que nos sigue,
sigamos esculpiendo versos con el tiempo.
Natula Navarro
©Luna Poetiza