
«El Favor y la Ofensa»
En un pequeño pueblo vivían dos amigos, Pedro y Martín. Ambos compartían muchas aventuras, pero un día, una discusión entre ellos los separó. Pedro había hecho un favor a Martín, prestándole una gran suma de dinero cuando más lo necesitaba. Sin embargo, meses después, Martín hizo una observación hiriente sobre Pedro frente a otros, sin pensar en el daño que causaba. Pedro, herido por las palabras de su amigo, decidió cortar toda relación con él.
El tiempo pasó, y Pedro siempre recordaba la ofensa, aunque intentaba seguir adelante. Mientras tanto, Martín seguía sintiendo que la deuda con Pedro no se había saldado, aunque su favor había sido olvidado en su mente.
Pasaron años hasta que un día, Pedro tuvo la oportunidad de ayudar nuevamente a Martín, quien se encontraba en dificultades económicas. Sin embargo, a pesar de su generosidad, Pedro aún no podía dejar de lado la herida de la ofensa pasada. Martín, por su parte, sin recordar lo que Pedro había hecho por él, nunca pensó en devolver el favor de manera similar.
Finalmente, un día, Pedro le dijo a Martín: “Nada se olvida más despacio que una ofensa, y nada más rápido que un favor. Te he ayudado muchas veces, pero, aunque me duela admitirlo, nunca has valorado lo que he hecho por ti. En cambio, la ofensa que me hiciste, esa la llevo en el corazón.»
Moraleja:
«Los favores se olvidan rápidamente, pero las ofensas se quedan mucho más tiempo. Debemos aprender a valorar y recordar lo bueno que los demás hacen por nosotros, así como también a ser conscientes de las palabras y actos que pueden herir.
Natuka Navarro
©Luna Poetiza