El poeta en busca de palabras.
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El poeta en busca de palabras se adentra,
en el vasto océano de la inspiración,
explorando rincones de la mente que encierra,
las gemas de la expresión y la creación.
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Sus ojos avizoran los matices del universo,
en cada rincón, en cada rostro, en cada flor,
buscando la esencia que abrace el verso,
y despierte emociones en quien lo lea con fervor.
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Recorre senderos donde los silencios hablan,
donde las sombras danzan con la luz,
aspirando la esencia que el alma destaca,
y convirtiéndola en palabras que inducen a la cruz.
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Los susurros del viento le susurran secretos,
las estrellas le revelan su brillo más íntimo,
y entre cada latido de su corazón inquieto,
encuentra la melodía que hace vibrar al infinito.
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El poeta navega por mares de metáforas,
buscando la rima perfecta, el ritmo preciso,
dibujando imágenes que despiertan auroras,
y pintando paisajes con su verbo conciso.
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Se sumerge en el abismo de la imaginación,
donde las palabras toman vida y se expanden,
creando versos que trascienden la razón,
y enredando al lector en sus hilos que embarden.
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El poeta, inquieto, nunca se detiene,
siempre en la búsqueda de nuevas palabras,
porque sabe que en ellas se encierra el poema que llene,
las almas sedientas de emociones que aclamas.
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Así el poeta en su eterna exploración,
va tejiendo versos con hilos de ensueño,
encontrando las palabras que dan canción,
y llevando al lector a un mundo sin dueño.
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En cada verso halla su refugio,
en cada estrofa encuentra su paz,
y en cada palabra enciende el conjuro,
que lo convierte en eterno, más allá de lo fugaz.
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El poeta, incansable buscador de palabras,
se convierte en guía, en voz y en testigo,
y a través de sus versos, abre las almas,
a un universo de belleza, amor y abrigo.
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Natuka Navarro©
