En tres partes divinas, un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Trinidad, la esencia de la fe, que nos guía por el sendero santo.
El Padre, creador de todo lo que existe, con su amor, nos da la vida y la esperanza, y nos invita a amar a nuestro prójimo, con caridad, justicia y benevolencia.
El Hijo, que se hizo carne en este mundo, en la cruz, nos dio su sangre y su dolor, para salvarnos del pecado y la muerte, y abrirnos las puertas del eterno amor.
El Espíritu Santo, luz divina y fuego ardiente, que nos da la fuerza y la sabiduría, para vivir en la fe y en la verdad, y llevar la palabra del Señor cada día.
Tres en uno, la Trinidad que nos sostiene, con su gracia, nos da paz y salvación, y nos invita a seguir en su camino, hacia la eterna luz y la redención.
En tres partes divinas, un solo Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
la Trinidad, la esencia de la fe,
que nos guía por el sendero santo.
El Padre, creador de todo lo que existe,
con su amor, nos da la vida y la esperanza,
y nos invita a amar a nuestro prójimo,
con caridad, justicia y benevolencia.
El Hijo, que se hizo carne en este mundo,
en la cruz, nos dio su sangre y su dolor,
para salvarnos del pecado y la muerte,
y abrirnos las puertas del eterno amor.
El Espíritu Santo, luz divina y fuego ardiente,
que nos da la fuerza y la sabiduría,
para vivir en la fe y en la verdad,
y llevar la palabra del Señor cada día.
Tres en uno, la Trinidad que nos sostiene,
con su gracia, nos da paz y salvación,
y nos invita a seguir en su camino,
hacia la eterna luz y la redención.
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