La leyenda de Sleipnir
Los dioses aceptaron con una condición:
que terminara la obra en un solo invierno
y que solo usara la ayuda de su caballo,
un semental gris que tiraba de su carreta.
El albañil aceptó y se puso a trabajar
con tal destreza y rapidez que los dioses se asustaron.
Temiendo perder a Freya y las luces del cielo,
pensaron en una forma de romper el trato.
Fue entonces cuando Loki, el dios de las trampas,
tuvo una idea maliciosa y traviesa.
Se transformó en una yegua blanca y hermosa
y se acercó al caballo del albañil para seducirlo.
El caballo, al ver a la yegua, se olvidó de su tarea
y la siguió hasta el bosque, dejando al albañil solo.
Así, los dioses lograron que la muralla no se acabara
y que el albañil no cobrara su recompensa.
Pero lo que no sabían es que Loki había quedado preñado
y que meses después daría a luz a un potro
de ocho patas y pelaje blanco como la nieve,
que Odín reclamaría como suyo y llamaría Sleipnir.
Así nació el caballo de Odín, el más noble y el más fiel,
que lo acompaña en sus viajes por los nueve mundos.
Sleipnir es la leyenda de un engaño y un milagro,
el fruto de un amor entre un dios y un animal.
Natuka Navarro©️
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