La Parábola De la Excelencia
Había una vez un joven llamado Juan que quería ser músico. Desde muy pequeño, Juan había sido fascinado por la música y soñaba con tocar en una orquesta. Así que cuando cumplió dieciséis años, decidió que era el momento de empezar a tomar lecciones de violín.
Juan se dedicó de lleno a sus lecciones, y se esforzó mucho por mejorar día a día. Practicaba durante horas cada día, y se aplicaba al máximo en cada ensayo y clase. A pesar de que a veces se sentía frustrado por no progresar tan rápido como le gustaría, nunca perdió la motivación y seguía trabajando duro.
Con el tiempo, Juan se convirtió en un violinista excepcional. Sus profesores quedaron impresionados por su dedicación y su talento, y pronto empezó a tocar con la orquesta del conservatorio local. Sus amigos y familiares estaban muy orgullosos de él y le animaban a seguir adelante.
Un día, Juan recibió una llamada de una orquesta importante que necesitaba un violinista para una gira. Juan no podía creer su suerte: ¡su sueño se estaba haciendo realidad! Aceptó el trabajo de inmediato y se fue de gira con la orquesta, tocando en grandes teatros y festivales de música por todo el país.
Juan se dio cuenta de que su dedicación y su esfuerzo por ser excelente le habían llevado a alcanzar su sueño. A partir de entonces, se prometió a sí mismo que siempre se esforzaría por ser el mejor en lo que hiciera, y que nunca se conformaría con menos. Y así fue como Juan se convirtió en uno de los mejores violinistas del mundo, gracias a su dedicación y su pasión por la música.
La parábola de la excelencia nos enseña que, si nos esforzamos por ser excelentes en lo que hacemos, podemos alcanzar nuestros sueños y lograr el éxito y la satisfacción en nuestra vida.
©Natuka Navarro
Música de Daddy_s_Music de Pixabay