
El aire se transforma de pronto en fragancia
en nuestra oscura distancia se ha erigido un velo,
Y reconozcamos nuestro propio fantasma
Bajo esta sombra que emerge de las brumas del tiempo.
Lo seguimos desde lejos, atraídos por un hechizo
A partir de los escombros, a través de los desvíos,
Buscar una sonrisa y a menudo una gota de agua
Sobre este camino cosido de sueños y afectos.
Por lo que los campos olvidados, envueltos en la oscuridad
¡Esta búsqueda vana por un momento nos lleva!
A una montaña desierta, en más de un valle oscuro,
El fantasma de la iluminación nos guía.
Las memorias latentes de la juventud extinguida
despierta bajo sus pisadas de un calmado y dulce sueño;
Murmuran juntos su canción o su queja,
Sus ecos moribundos nos acompañan.
Y esas conocidas tildes aún nos conmueven,
la visión sin embargo se desvanece de pronto;
la sombra de Hamlet desaparece, y ya se esfuma,
con mi silencio, alejándose mi quietud…
©Natuka Navarro