Ah, ese primer beso, cuánto he fantaseado con él, lo he esperado, lo he deseado.
El chico más hermoso de la clase, a mí, la de la cara llena de pecas, me pidió que saliera con él.
Siendo tan hermoso, no dejaba a nadie indiferente. Los chicos celosos de su belleza y atractivo lo despreciaban, mientras que las chicas se inclinaban a sus pies.
Y es en mí en quien se fijó y se mostró interesado. Llegamos a ser amistosos y cercanos. Tan es así que nos volvimos a encontrar al terminar las clases.
En el parque cercano, sin que nadie nos viera, nos reunimos de nuevo. Al sentarnos, y luego al tirarnos sobre la tierna hierba primaveral, se acercaron nuestros cuerpos. Y entonces, permití que me abrazara, me abrazó, sentía su cálido aliento que se acercaba a mi boca.
Pero ¿por qué empezó a salivar así y a pasar su lengua por mis mofletes? Yo no había tenido mucha experiencia en besos, pero ¡ahí!
El caso es que me desperté de repente. Me quedé dormida y comencé a soñar. La persona que terminó de abrazarme y lamerme la cara es mi perro fiel.
Quién sabe, tal vez algún día mi sueño se haga realidad
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