Un Canto a la Entrega

Un Canto a la Entrega

Esta mañana, el umbral de mi existencia se abrió de par en par,
y el dulce aroma de la aurora se coló sin cesar.
Mis pensamientos se llenaron de tu luz encantadora,
y en un éxtasis radiante, me adentré en tus auroras con fervor.

Es que esta mañana comprendí que la vida se despierta,
entre anhelos y esperanzas, en una danza incierta.
Cada día anhelo cruzar el umbral de mi morada,
buscando alcanzar tu día, pero mi noche aún no descansa.

Esta mañana, me entregué a ti, dejando que me iluminaras,
bajo el suave resplandor de horizontes por descubrir.
Como un peregrino confiado, te ofrecí mis quimeras,
en los brazos de mis sueños, en un mundo por vivir.

La aurora fue testigo de un encuentro renovado,
donde los susurros del viento llevaban nuestros secretos.
En el éxtasis del alba, todo parecía dorado,
y en la claridad del día, nos fundimos en afectos.

Esta mañana, el tiempo cobró vida, el espacio se contrajo,
y en la magia del momento, el universo nos envolvió.
Traspasamos las fronteras de lo cotidiano, lo esperado,
y nos sumergimos en un éxtasis compartido, tan ansiado.

Así, entre suspiros y promesas tejidas en la brisa,
te ofrecí mi corazón, mi esencia, en una entrega precisa.
Y aunque el día avance y las sombras rompan nuestro encanto,
esta mañana, entre tus brazos, viví un sueño, un canto.

©Natuka Navarro

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