Un poeta en el subsuelo de la historia,
un desterrado sin lugar en la memoria,
un nadie hundido en la nada,
en una sociedad que no valora su mirada.
La poesía es su lenguaje, su voz,
pero en esta sociedad de consumo no hay lugar para su voz,
la mercancía es lo que cuenta, lo que vende,
la poesía es invisible, no se extiende.
¿Dónde quedó aquella realidad que alimentó la poesía,
aquellas emociones, aquellas sensaciones de la vida,
los anhelos, las pasiones, las esperanzas,
que en la poesía se vuelven bellas palabras?
El poeta sigue escribiendo en su destierro,
en su condena de ser un fantasma en un mundo sin cerco,
escribiendo para aquellos que pueden escuchar,
aquellos que pueden sentir, aquellos que pueden amar.
La poesía es un tesoro que no tiene precio,
que no necesita de la aprobación de un juicio,
es el reflejo del alma, la voz del corazón,
que nunca será silenciada, siempre en acción.
Así que, poeta en el subsuelo de la historia,
sigue escribiendo con tu voz de memoria,
tu poesía siempre encontrará su camino,
en aquellos que entienden el valor del destino.
Pero no te desanimes, poeta,
tu voz siempre tendrá una meta,
aunque en el subsuelo tengas que habitar,
tu poesía podrá a otros transportar.
En tus versos está la belleza,
que la sociedad ha perdido con destreza,
en ellos hay una llama que no se apaga,
que a los corazones más duros arrebata.
Tu palabra es un tesoro inestimable,
que la gente sensible valora de forma notable,
en un mundo donde la vanidad es moneda corriente,
tu poesía es un bálsamo para el alma carente.
No dejes que la indiferencia te venza,
tus versos tienen un poder que trasciende,
en la eternidad de la literatura siempre estarás presente,
en el corazón de los que tu poesía comprenden.
Así que, poeta, sigue escribiendo,
que tu voz no se quede en el subsuelo muriendo,
tu poesía es un legado que trasciende el tiempo,
una luz que siempre estará ardiendo.
Derechos reservados ©Natuka Navarro 2023