Querido Silencio,
Ha llegado el momento de despedirnos, de liberarme de tus cadenas que por tanto tiempo me han mantenido cautiva. Ha sido un largo viaje, pero ahora es tiempo de soltar todas las palabras que se quedaron atoradas dentro, de liberar las emociones represadas y dejar correr todos los secretos que alguna vez oculté en lo más profundo de mi ser.
Hoy, lleno el vacío con mis versos y le doy ritmo a la oscuridad con mi canto. Mis lágrimas han inundado la noche, dejando mi alma en carne viva, pero también me han brindado la fuerza para decirte adiós sin reproches.
Así que, Silencio, donde quiera que vayas, lleva contigo los ecos y resonancias de este adiós. Yo, por fin, puedo caminar ligera y liviana, ya que la jaula se ha abierto, y ahora puedo volar y ser yo misma en plenitud.
Con gratitud por lo que me enseñaste, pero con alegría por dejar atrás esta etapa.
Quiero despedirme de tu silencio
que por tanto tiempo me ha tenido
cautivo en sus calabozos fríos,
impidiéndome hablar, gritar, sentir.
Necesito soltar todas las palabras
que se quedaron atoradas dentro,
liberar las emociones represadas
y dejar correr todos los secretos.
Llenaré este silencio con mis versos,
le daré ritmo al vacío con mi canto,
inundaré la noche con mi llanto
hasta que el alma quede en carne viva.
Y cuando ya no quede nada dentro,
cuando la última lágrima se haya derramado,
podré decir adiós sin reproches
a los muros de mutismo que me ha rodeado.
Silencio, allí donde vayas lleva contigo
estos ecos, las resonancias del adiós.
Yo por fin puedo caminar ligera, liviana,
Se abrió la jaula, al fin puedo volar, ser yo.
Natuka Navarro©