
«El Espectro de la Luz Compartida»
El Aprecio es un sol que se levanta sin prisa,
la luz primera que dibuja un perfil de certeza.
Es la escala de méritos, la justicia que avisa:
«Reconozco tu valor, tu temple, tu destreza».
Es ver el edificio y alabar su estructura,
sin preguntar al corazón si en él desea habitar.
Es la nota justa que la razón murmura,
un respeto sin fisuras, una forma de mirar
al otro en su talento, en su don, en su camino,
y aplaudir la huella clara que su esfuerzo dejó.
Es el vaso de agua limpia que bebe el peregrino,
un afecto sin llamas, la estima que anidó.
Aprecio al amigo leal, al maestro sabio y quieto,
al desconocido noble que sostiene un ideal.
Es la valoración pulcra, sin deuda ni secreto,
un afecto que es pilar, sólido y transversal.
Pero el Querer es otra música en la tarde;
no es solo la luz, es el matiz que la reviste.
Es la búsqueda febril que de repente arde,
es el alma que se inclina y al silencio asiste.
El Querer es cruzar la puerta que el Aprecio solo admira,
es desear la cercanía, la voz que te responde,
es la risa compartida que a los males aspira,
el lugar donde el secreto del futuro se esconde.
El Querer ya no pregunta por méritos ni logros,
solo pregunta al tacto: «¿Estás aquí conmigo?»
Es la rama que se tuerce al buscar tus respiros,
la elección diaria de un cómplice, de un testigo.
Porque Querer es elegir el vínculo, la trenza,
no solo amar tu luz, sino abrazar tu sombra entera,
es sentir una punzada, una dulce dolencia,
si la ausencia te dibuja lejos de mi vera.
Es el deseo profundo de un bienestar ajeno,
es querer que florezcas, aunque no sea a mi lado,
pero desear que el cauce de tu vida sea pleno,
y sentir que en mi alma has quedado grabado.
El Aprecio es la estrella que guía en la distancia;
el Querer es el fuego al que acercamos la mano.
Uno es el respeto formal que brinda la elegancia;
el otro es el lazo tierno, íntimo y humano.
Y si el Amor es la fusión, el pacto y la locura,
el Querer es su antesala, su fiel y dulce espera,
la promesa en voz baja, la conexión que perdura,
la razón más sencilla por la que el alma te espera
soñar desde adentro y renacer día a día.
(Escribo Para Que El Silencio No Duela.)
Natuka Navarro – Luna Poetiza



