
Benito era un poeta nacido en Burgos que soñaba con alcanzar la gloria literaria. Pasaba los días encerrado en su buhardilla escribiendo poemas que enviaba incansablemente a concursos y certámenes poéticos.
Cuando no estaba rimando versos cursis sobre corazones rotos, Benito se la pasaba en los bares y tabernas de la ciudad recitando sus odas y sonetos a todo aquel que se cruzara en su camino. «La inspiración llega bebiendo vino tinto», solía decir.
Su obra maestra era un poema épico de 500 páginas sobre el Cid Campeador. Benito lo llevaba a todas partes esperando encontrar algún mecenas que lo ayudara a publicarlo. «Seré más famoso que el mismísimo Cervantes», exclamaba el poeta lleno de orgullo.
Pero los años pasaban y el reconocimiento no llegaba. Harto de ser ignorado, Benito decidió hacer una huelga de hambre frente a la estatua del Cid en la plaza mayor de Burgos. Tuvo que abandonarla cuando al segundo día le dio un terrible dolor de estómago.
Finalmente, cansado de luchar por sus sueños poéticos, Benito se rindió y terminó sus días como contable en una fábrica de embutidos, donde por lo menos no le faltaban longanizas que llevarse a la boca. Moraleja: no sólo de poesía vive el hombre.
El Poeta En Busca De Palabras
Natuka Navarro©
Music by Ashot-Danielyan-Composer from Pixabay Music by davidcastillo7210 from Pixabay Music by davidcastillo7210 from Pixabay