Entre estos viejos muros germinaron inquietudes,
anhelos de saber que se tornaron certitudes.
Generaciones dejando su impronta imborrable,
estudiantes sedientos de conocimientos valiosos.
Sabios dedicados plantaron semillas fecundas,
visionarios que forjaron mentes más profundas.
Ofreciendo enseñanza de la más excelente calidad,
invitando a pensar con nueva sensibilidad.
Llegaron adolescentes buscando abrir horizontes,
partieron convertidos en ciudadanos de amplias miras.
Las aulas fueron mutable crisol en que se moldearon,
el fuego del saber sus espíritus encendió.
Compartieron bancos, ilusiones y ambiciones,
crecieron cual hermanos en estas dimensiones.
Lazos que pervivieron más allá de las aulas,
compañeros de ruta, sueños que hoy son realidades.
Templo de cultivo de mentes prodigiosas,
forjador de personas íntegras y generosas.
Su historia se funde con la de sus pupilas,
ejemplo de entrega que perdura y perfila.
Natuka Navarro©
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