
Entre Ventanas y Corchos, Un Soneto en Verde Encierro
Cuatro murallas verdes, las ventanas,
tras cristales, historias suspendidas,
en el techo, la luz, tenue, compartidas,
dibuja sombras cómo finas telarañas.
Corchos vacíos, testigos de hazañas,
guardan secretos en su piel curtida,
fluorescentes que danzan la vida,
mientras en el suelo la tiza se empeña.
Entre las ventanas, susurros callados,
el techo abraza anhelos encerrados,
en el suelo, la tiza traza caminos.
Así, en ese espacio de verde encierro,
la luz, las sombras, los corchos divinos,
tejen un poema, de un eterno invierno.

Entre sombras, en el último adiós,
resuenan los ecos que fieles deslumbran,
un rincón guardado en la penumbra,
donde el alma susurra y zozobra en vacíos.
Bajo el manto de la noche silente,
donde la luz titila con timidez,
se forja un lazo entre el ser y la ausencia,
en el rincón donde el tiempo se desvanece.
En la penumbra danzan recuerdos,
como sombras que bailan al compás del viento,
cada suspiro es un eco en el silencio,
cada lágrima, un poema en este tormento.
El alma, en su fragilidad, murmura secretos,
entre susurros que la oscuridad oculta,
zozobra en la danza de emociones etéreas,
un vaivén de melancolía que el corazón insulta.
Mas, en el último adiós, la esperanza germina,
como una flor que nace en el jardín del olvido,
pues en la penumbra también hay promesas,
un renacer en cada verso, un destello compartido.
©️Natuka Navarro 30 DE OCTUBRE 2023
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