
La vida, una danza sin coreografía
En esta carrera de obstáculos, donde el tiempo fluye como un río,
cada día es una nueva oportunidad de escribir nuestro propio destino.
La montaña rusa de la vida nos desafía con altibajos,
pero con valentía y esperanza, enfrentamos cada desafío.
Caminamos por el sendero desconocido, sin conocer la coreografía,
como en una danza sin guion, pero con pasos firmes y sin melancolía.
Los problemas, como nubes negras, nos rodean con su sombra,
pero tras la tormenta, la luz se asoma, una nueva alborada se nombra.
En esta maratón interminable, buscamos la felicidad,
un rayo de sol en días grises, una paleta de colores en la adversidad.
Bajamos cada escalón con marcha infatigable, en silenciosa plegaria,
esperando que florezca el espíritu, efímero y desinteresado, en nuestra diaria.
A través del cristal de la experiencia, conocemos los nombres,
como en un espejo que refleja los tiempos esperados y sus renombres.
La esperanza, cual arcoíris, pinta nuestros caminos desconocidos,
hacia una luz que nos guía, donde los días se vuelven más bellos, compartidos.
©Natuka Navarro