Poema A Mi Anhelo
Eres el pan y el jugo de la vida y eres la palabra de la paz.
de lo viejo del paso en mi piel chorreaste
Sana sus pies que sangran entre las agujas,
Eres el enviado del que ora en silencio de su soledad.
Dónde me diriges, si a las profundidades o al cielo.
grandes alturas, pero no me vas a dejar hasta que sea puro oro
que la gélida y pesada tierra haya clausurado mi ojo herido,
He dormido en el camino, adormecida por tus cantos.
Reina Anhelante, nunca te canses de llamar
Y permanecer silencioso y santo junto a mi cama en la noche.
Oscuro y alto mi corazón atraerás hacia ti y ordenarás
Caminar alado contra el cielo a través de la noche estrellada.
Me tomes la alegría, tú nunca obtendrás lo que te agrada,
La fibra del cielo fue tu matriz, y tu pan fue el Señor Dios.
Recuerde, hija de la luz, cuando viene a su reino,
Déjeme recostar mi frente contra un faldón de tu manto.
De la vida que has nacido, que has gestado en tierras
chicas y fuertes, que has criado por un tiempo con tu
manos fuertes, lo nutrió por un rato con la alegría
pisa con los brazos levantados los últimos fuegos del verano.
Deseo prohibido. El otoño lo tuviste, el intento de invierno
lo sufriste hasta que tu dolor de corazón tembló sin parar
Despacio y temblando, todo se vuelve iluminado y bello,
un cielo eterno, tierra y rosas, verde y amarillo,
duras, pero dobladas por las normas, hacia el paraíso de la paz.
©Natuka Navarro
Music by Alan Frijns from Pixabay