Surcando juntos el mar de la vida
Mi viaje aún no termina, sigue mi exploración,
Buscando nuevos misterios en cada rincón.
Lugares por descubrir, energías por hallar,
En cada paso adelante mucho por aprender.
Ríos, cuevas y cascadas, guardan secretos sin par,
Si con respeto y con calma, se dejan revelar.
Ruinas de viejas ciudades, testigos del ayer,
Sus piedras aún susurran, historias por saber.
En la mirada profunda de gentes sencilla,
Está la verdadera magia de la vida misma.
No necesito ir muy lejos para encontrar,
La belleza y el misterio que anhelo alcanzar.
El poder ya está en mí, si logro conectar,
Con la naturaleza viva que hay en todo lugar.
Abriendo bien los sentidos y calmando la mente,
El encanto fluye libre y la magia está presente.
Con los brazos abiertos y desde el corazón,
Sin miedos ni prejuicios, en completa unión.
Mi alma ya no busca, pues ha encontrado hogar,
En la magia que emana de la tierra al respirar.
El viento trae semillas, promesas por brotar,
La vida siempre sigue, no puede detener.
He aprendido a fluir, como las nubes en el cielo,
Dejando atrás apegos que antes tuve por anhelo.
El día y la noche danzan, en un ritmo sin final,
la existencia, cambio continuo, ciclo natural.
Ya no ansío poderes, ni misterios desvelar,
Pues he visto el milagro que es vivir y amar.
En cada ser un mundo, en cada flor un altar,
La creación es magia que se expresa sin parar.
Los secretos ya no ocultos, revelados en verdad,
Cuando logramos vernos como una humanidad.
No hay más que explorar, pues todo está aquí,
cuando los unos con los otros decidimos vivir.
No estoy sola, aunque siga mi viaje interior,
Hay una familia inmensa vibrando en comunión.
El poder que buscaba, ahora está en mis manos,
Para crear el cambio, uniendo corazones.
El camino es claro cuando el miedo se disipa,
Cuando la compasión por todo ser se suscita.
que por bien no venga, ni noche que no acabe,
Si con fe y esperanza el nuevo día se aguarda.
Ya no hay más que pedir, solo hay que dar,
Amor, luz y perdón debemos propagar.
Semillas de bondad que crezcan sin parar,
Para que el mundo entero pueda sanar y cambiar.
No somos islas, un océano nos une,
Las olas de la vida nos mecen, mas no nos detienen.
Surcamos juntos este inmenso mar,
Los unos con los otros tenemos que remar.
Ya no hay cargas que llevar, ni viejas heridas,
El perdón sana el alma y el espíritu aviva.
Juntos creamos la realidad que soñamos,
Con fe y esperanza la magia atraemos.
El poder de crear, de sanar y transformar,
Está dentro de todos, es hora de activar.
Uniendo nuestras luces en una sola voz,
Lograremos al mundo llenarlo de amor.
Natuka Navarro©