
En el valle de las mil cosas
se posan con sus alas rotas,
la vida se tiñe de colores
y se mezcla con los resplandores
del sol que ilumina las cosas.
La sangre que nos nutre y nos cobra,
es la que corre por nuestras venas,
y en cada sonrisa se descubren
razones para que nos descubran,
mientras en el cielo se enroscan.
Y así vamos caminando juntos,
entre las sombras y las luces,
buscando el sentido de la vida,
que a veces se nos escapa y huye,
pero otras veces nos abraza y une.
Al llegar al final del camino,
nos damos cuenta no estamos solos,
que en el valle de las mil cosas
hay otras almas que nos acompañan,
comparten nuestros sueños y dolores.
Natuka Navarro©