Aunque a sus obras perversas
Los hombres huyen sin aliento,
A pesar de las duchas, se ríen todos
Realiza los trámites en la primavera de forma oculta.
Por las margaritas,
Cuando todo está dormido,
Arregla los volantes
Y corta los ranúnculos.
Dentro del huerto y en el viñedo,
Él se va, sigiloso fabricante de pelucas,
con un fleco de cisne,
Para hacer polvo el almendro en la helada.
En la cama descansa la naturaleza;
Va al jardín abandonado
Por eso, los rosales se encajan
con su corsé de terciopelo verde.
Al componer solfeo
La cual silba a los mirlos,
Sirve las gotas de nieve en los prados
Unas rosas en el bosque.
Sobre los berros de la primavera
Allí donde el corzo bebe, con la oreja pegada al suelo,
La mano oculta recoge
Los timbres de plata del lirio de los valles.
Bajo la hierba, para que la recojas,
Sitúa la fresa en la cortina rojiza,
Es un sombrero de hojas que se teje
Para protegerle del sol.
Así, cuando su obra esté finalizada,
Se acabó su reinado,
a las puertas de junio volteando la cara,
Me dice: » ¡el verano, puedes venir! «
©Natuka Navarro
